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Así que nada podemos esperar con el PRI o el PAN en el poder, pues ambos partidos están inmersos en prácticas enraizadas en el pasado
Además, desde las curules se pueden seguir haciendo buenos negocios, sin los cuales no se puede vivir a gusto. Eso es lo fundamental, no reflexionar sobre la situación de emergencia nacional que vive la mayoría del pueblo, y buscar soluciones que desde el Congreso podrían ponerse en marcha, a fin de frenar el desbarajuste que dejarán de herencia a los mexicanos, los últimos tres sexenios del PRI y los dos del PAN. Lo curioso es que se haga todo lo contrario de lo que se dice en los discursos y en ruedas de prensa. Por ejemplo, Enrique Peña Nieto dijo que a su partido “le ocupa tener candidatos altamente competitivos, que sean proyección del nuevo rostro e imagen de unidad del partido”.
Es muy difícil aceptar que Patricio Martínez, ex gobernador de Chihuahua, que Ismael Hernández Deras, ex gobernador de Durango, que Manuel Cavazos Lerma, ex gobernador de Tamaulipas, y que Ulises Ruiz, ex gobernador de Oaxaca, sean la “proyección del nuevo rostro” del PRI. Menos aún, que los caciques sindicales Elba Esther Gordillo y Carlos Romero Deschamps, representen la “imagen de unidad del partido”. Tampoco se puede creer lo dicho por el presidente nacional del tricolor, Pedro Joaquín Coldwell, que “estamos procurando que nuestros candidatos tengan biografías lo más prestigiadas que sea posible”. Cuando menos no es el caso con los cuatro ex gobernadores.
Les urge llegar al Senado, los tres primeros, y a la Cámara Baja al ex gobernador oaxaqueño, porque no es fácil adaptarse a vivir sin fuero. Cualquier cosa podría ocurrir cuando “el horno no está para bollos”. Desde una curul se pueden hacer y decir cosas que no serían posibles sin contar con fuero. Como por ejemplo, el presidente de la Comisión de Agricultura del Senado, el ex gobernador panista de Jalisco, Alberto Cárdenas Jiménez. Afirmó sin inmutarse que en México no hay riesgos de hambruna. “No hay señales de alerta que indiquen que falta algún producto en el mercado”. Podría decirse que está en lo cierto, por ahora. Lo que falta es dinero para comprar productos de primera necesidad, que son cada día más caros.
Por otra parte, si llegaran a faltar, porque hubiera más descalabros climáticos, no estaríamos, según el senador Cárdenas Jiménez, ante un problema delicado, pues “la última vía de salida la tenemos aquí en la frontera con Estados Unidos, que es el mayor productor de alimentos del mundo y puede abastecer perfectamente al país”. Así, cuál problema, al fin que nuestros vecinos son tan caritativos y solidarios que seguramente nos van a regalar los productos de consumo básico que necesitemos. Obviamente, tal salida es una salida muy falsa, pero también una magnífica manera de obtener muy buenas comisiones como importadores.
Resulta increíble que el presidente de la Comisión de Agricultura del Senado salga con semejantes recetas, que de comprarse acelerarían la quiebra total del campo mexicano. Lo que urge es precisamente combatir la dependencia alimentaria, crear condiciones que permitan superar este grave problema, que de continuar al ritmo que lleva, no tardaríamos mucho en ser una nación quebrada, pues no alcanzarían las divisas ni las reservas para comprar alimentos en Estados Unidos, mucho menos si se incrementara la importación de energéticos.
Pero eso no pasa por la cabeza de los “genios” del libre mercado, para ellos lo fundamental es que haya un clima de absoluta “libertad comercial”, que deja de serlo a partir del momento en que las reglas del juego las imponen los que controlan los monopolios. Así que nada podemos esperar con el PRI o el PAN en el poder, pues ambos partidos están inmersos en prácticas enraizadas en el pasado. Están imposibilitados de ver hacia el futuro, lo cual es sumamente peligroso.
Es impensable que aceptaran los consejos de la ONU en su reciente informe, “Situación económica mundial y perspectivas para 2012”. El organismo mundial recomienda depender menos de los mercados externos y mucho más del interno, crear empleos formales que incentiven el consumo y diversificar el comercio exterior. Todo lo contrario de las recetas de los tecnócratas en el poder desde hace tres décadas.
Guillermo Fabela Quiñones - Opinión EMET
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