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Ya no quiero ser presidente

 
Ya no quiero ser  presidente
Al momento, Peña Nieto ya demostró fehacientemente ignorancia y poca capacidad de reacción. El escritor e intelectual Carlos Fuentes, no pudo haberlo dicho mejor



Entonces Godínez que sabe y conoce de sobra sus carencias, responde que sí; pero por dentro intenta calcular cuánto tiempo pasará para que sus jefes descubran que no es el candidato ideal para la empresa.
Al tiempo, Godínez demuestra ser un bruto bueno para nada y los jefes se dan de topes por no haber descubierto en la entrevista inicial la carencias de su empleado. El problema es que ahora, correr a Godínez puede ser más costoso que mantenerlo en la empresa, entonces, no les queda más remedio que esperar a que expire su contrato.
Traslademos la historia anterior al escenario político–electoral mexicano.
Pensemos que Godínez es Peña Nieto que sin duda debe estar nervioso porque su campaña hará las veces de la entrevista con el personal de recursos humanos. Lo que nos toca a los ciudadanos es precisamente hacer una entrevista a profundidad, para que no se nos vaya a colar a la presidencia un bueno para nada como Godínez, que dicho sea de paso, lamentablemente ya se nos han colado varios Godínez desde hace muchos años, y los últimos dos nos salieron peores que los que atendieron el país durante setenta años.
Si Godínez no cubre la expectativas y se nota a todas luces titubeante o inexperto, debemos tomar la decisión de no contratarlo bajo ninguna circunstancia, pues de dejarlo pasar, su contratación nos resultará más cara de lo esperado.
Al momento, Peña Nieto ya demostró fehacientemente ignorancia y poca capacidad de reacción. El escritor e intelectual Carlos Fuentes, no pudo haberlo dicho mejor: “este señor tiene el derecho a no leerme, pero lo que no tiene, es el derecho a querer gobernar el país desde la ignorancia” .
Pero el asunto de su descalabro no sólo se sitúa en su iletrada cultura, sino que abarca otros ámbitos como el económico, pues fue incapaz de reconocer la equivalencia del salario mínimo y del precio del kilogramo de tortillas.
Evidentemente, cualquiera de sus defensores (pobres gacetilleros a sueldo) argumentaría que para presidir el país no es necesario leer o conocer el precio de la canasta básica, pero lo que no saben es que para gobernar un país, es requisito indispensable conocer a fondo las problemáticas que padecen todos sus sistemas motores. En otras palabras no podemos encárgale al tonto de Godínez que destine recursos económicos a un proyecto educativo si en su vida ha leído un solo libro.
La decisión que tomaremos el próximo primero de julio de 2012, es para que contratemos a un nuevo empleado a quien le confiaremos el destino del país, pero no debemos olvidar que este empleado nos tiene que dar resultados satisfactorios y transparentes. De lo contrario, pasará lo que a Godínez, que él no tiene la culpa de decir sí quiero trabajar en la empresa, sino la culpa la tienen los brutos de los jefes que pese a que observaron que no era el mejor candidato a ocupar la plaza vacante lo contrataron.
Dicen los que saben (esta frase siempre la quise utilizar en uno de mis textos), que lo de Peña Nieto en las redes sociales, lejos de perjudicarlo lo beneficia, puesto que lo están haciendo más conocido y popular. Yo pienso exactamente lo contrario. Entre más demos a conocer la ineptitud de un candidato construido en los foros de televisión más pronto caerá la idea de que es el próximo presidente.
En fin, todo esto lleva la intención de solicitar que tengamos una marca personal hacia nuestro Godínez, para que llegue el momento en que se sienta tan abrumado y reconozca que no está hecho para el puesto y termine diciendo: ya no quiero ser presidente… Bueno, ya sé que eso no sucederá… pero se acerca la navidad y el año nuevo y llevo toda una semana de brindis decembrinos… denme chance ¿no?
Juan José Solis - Contenidos EMET