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La nueva obsolencia programada

 
La nueva obsolencia  programada




Distintos dispositivos se han convertido en una parte muy importante de nosotros, como: los smartphones, tablets, laptops, entre tantas cosas que no estamos ya acostumbrados a estar sin ellas y si llegáramos a olvidarlas o se averiaran, serían semanas o días largos, tediosos y bastante desesperantes.
Algunos de estos aparatos son mas un objeto que abre la puerta de entrada a un círculo social, en el cual seremos respetados, y lo más importante, aceptados.
Un adolescente es más propenso a este tipo de situación, ya que comúnmente, son ellos los que parecen ser más vulnerables a adquirir ciertos objetos, en este caso los teléfonos móviles, que como ya se mencionó anteriormente cumplen una función primordial para la persona, hacerlo encajar.
La situación es fácil, una joven de clase media entra a la preparatoria, probablemente piensen sus papás –necesitará un celular, nada ostentoso, ni muy caro– dicen –para que no sea victima de la delincuencia y cumpla una única función, comunicarnos con ella–. Comprensible la preocupación de los padres, ya que el robo a transeúnte en la ciudad de México ocupa el segundo lugar, sólo después del robo de autos. De acuerdo con la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal se tienen registradas 383 víctimas por día o 16 cada hora, una cifra que deja bastante a la imaginación ya que una de cada 3 personas denuncian, (pero bueno, continuemos).
Los padres dan la oportunidad a la joven de escoger el celular que ella desee pero existe un problema, hoy puede que tenga el mejor móvil, el más útil tal vez pero mañana se podrá descomponer, saldrán más modelos y costará lo mismo repararlo que adquirir uno nuevo, dando paso a este termino acuñado y desarrollado en los años 20’s cuando la producción en masa se convertiría en el nuevo modelo de mercado y que ha perdurado hasta nuestros días, la Obsolencia Programada.
Distintas razones hay para programar un dispositivo para su fácil desecho; la provocación al consumo, las necesidades cambiantes de los consumidores, el enriquecimiento de las empresas, los avances tecnológicos tan acelerados pero, antes de correr y comprar algo, pongamos suma atención en qué adquirimos, cuáles son sus componentes, la utilidad que le daremos, simplemente hagamos una total inspección en lo que nos llevaremos a casa, ya que como los humanos, también ellos tienen un ciclo que se cumplirá cuando finalmente, lo adquirido quedará dentro de un armario lleno de cosas que, al pasar el tiempo se devaluarán, no tendrán compostura y se convertirán en objetos inservibles para nuestra vida tan acelerada y no habrá mas que tirarlas.
Se acerca la época del año en la que se consumen toda serie de productos, ofertas por todas partes, regalos y hasta nos adelantan el aguinaldo para poder gastarlo en un “buen fin” que nada se pareció al “black friday” en los Estados Unidos.
Sólo no pensemos en que debemos gastar, debemos tener en cuenta que, de ahora en adelante, seremos nosotros los que programaremos el tiempo, ya no la empresa, en el que un objeto pase de ser moderno y funcional a ser obsoleto y ambiguo, regalemos conocimiento, cultura y consciencia esa no tiene caducidad, además de no descomponerse hace mucha falta.

@KidFreshPlay
Oscar Ramirez Pérez - Contenidos EMET