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El nuevo PRI hoy reclama a Felipe Calderón se mantenga al margen de la elección, cuando el diseño institucional que ellos fabricaron justo está planteado para que sea el presidente
La violencia, les digo, ha permeado prácticamente en todos los lugares y escenarios. La materia electoral no es la excepción. A casi siete de meses de la elección presidencial, los aspirantes utilizan la violencia en su discurso. Por fortuna el único que no lo hace, ni lo ha hecho, es Andrés Manuel López Obrador.
Comencemos por el PAN. El índice de aceptación o popularidad que marcan las encuestas, colocan a ésta organización política en el tercer lugar con apenas el 20 por ciento de la preferencia. Con ésta cifra, prácticamente el PAN está fuera de la contienda. Pero si observamos con atención, su desplome no es gratuito. Todo se debe a que durante sus apenas once años de gobierno, las dos administraciones han sido torpes e ineficientes.
Felipe Calderón prometió empleos, también se comprometió a disminuir la desigualdad socio-económica, por ende la pobreza y mejorar la calidad de vida de los mexicanos. A la fecha no sucedió ni lo uno ni lo otro. De acuerdo a las cifras de la OCDE la desigualdad creció de tal manera que somos el segundo país donde existe mayor desigualdad social. Los empleos fueron inexistentes, sólo crecieron los empleos informales y por consecuencia creció la corrupción.
De la pobreza ni hablamos. Felipe Calderón no sólo no pudo disminuir la pobreza, por el contrario el problema se incrementó. México tiene más pobres que hace once y cinco años. El crimen organizado creció como producto de la cerrazón de sólo combatir la epidermis del problema sin entrar a fondo. La economía del crimen organizado fortificó la corrupción y México empeoró literalmente en la calidad de vida de los ciudadanos.
No conforme con la violencia y miedo que Felipe Calderón ha enclavado en el espíritu nacional, hoy vemos que la violencia se sube al escenario de lo verbal. Ante la impotencia e ineptitud de no haber logrado resultados positivos, hoy quiere convencer con miedo y amenazas. Lo apreciamos cuando amenazó con actuar legalmente en contra de los 23 mil ciudadanos que demandaron una revisión a su actuar como jefe de estado en la Corte Penal Internacional.
Pero también, Calderón utiliza la violencia verbal cuando se transforma en jefe de campaña de su partido. Tan sólo esta semana tuvimos a un pseudopresidente de acción nacional que acusó al PRI de tener nexos con el crimen organizado y de haber influido en el resultado en el Estado de Michoacán. Sin darse cuenta que, como diríamos coloquialmente, escupió para arriba, pues si el narcotráfico influyó en la elección michoacana se debió sencillamente a su fracaso como comandante supremo que está al frente de una guerra. En resumen no ha sabido tomar decisiones correctas.
El PRI no anda muy lejos. También los priistas han hecho uso del discurso violento para defenestrar a sus críticos. Desde su trinchera de oposición, acusan con argumentos que en el fondo es su pecado. El revolucionario institucional no sólo es el partido de defraudadores como Humberto Moreira o el partido de los candidatos plásticos, que ya vimos son meros títeres de la televisión. EL PRI sigue siendo el mismo partido que fue echado de los pinos en el año 2000 por corrupto, autoritario y soberbio. Pero quisieren presentar como una institución renovada haciendo alianzas con las huestes de Elba Esther Gordillo y la franquicia del partido verde.
El “nuevo” PRI hoy reclama a Felipe Calderón se mantenga al margen de la elección, cuando el diseño institucional que ellos fabricaron justo está planteado para que sea el presidente en turno quien tenga todo el poder de determinar quién será su sucesor. Es inadmisible que el PRI quiera presentarse como un partido renovado cuando sus cuadros siguen siendo los mismos y su ambición de poder no permite ver que el ciudadano tiene la inteligencia y memoria suficiente para que no vuelvan nunca a la silla presidencial.
No obstante, su estrategia es precisamente apuntar hacia la desmemoria. Pero vaya paradoja, su candidato fue el primero en caer en su propia trampa y olvidó las lecturas que marcaron su vida. Por fortuna, existen libros, documentos e historia que a la postre son la salvaguarda de la memoria social. Las personas con inteligencia suficiente saben que un tipo peinado con gel y manipulado por los poderes fácticos no puede llegar a la presidencia del país.
PRI y PAN siguen tratando al elector como idiota. Sus discursos son violentos porque quieren impregnar con miedo el ambiente electoral. Pero la inteligencia del elector debe estar por encima de cualquier discurso falso. Ya no somos los mismos de antes. Hoy sabemos que no hay partido político que real y verdaderamente nos represente. Todos los partidos responden a intereses específicos. Por eso es necesario un revire en la política.
En este espacio he dicho que Andrés Manuel López Obrador es el candidato idóneo que requiere este país. Ante la violencia y los ataques verbales del PRI y el PAN no hay más remedio que acercarse a un proyecto de Nación que no busca culpables, sino por el contrario que ofrezca alternativas de solución. Pero, ese proyecto debe ser analizado por todos y cada uno de los mexicanos comprometidos con el país.
No se trata de dar cheques en blanco, eso lo hicimos cuando no se nos permitía ser inteligentes. Hoy tenemos la mejor arma para llevar una vez más a AMLO a la presidencia: la inteligencia del elector.
@juanjosesolis
FB/JJSolisDelgado
Juan José Solis - Contenidos EMET
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