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Decía también que MORENA tiene entre sus bases a suficientes personas de a pie, honestas, sinceras y llenas de voluntad, que incluso aportan recursos de su propio bolsillo en pro de la difusión del Proyecto de Nación, como para cederle espacios a quienes ya han demostrado estar bastante lejos de la renovación y regeneración general que plantea MORENA.
Pues bien, parece ser que esa política de ceder espacios a los cuadros de la vieja clase política va a ser sostenida, al confirmarse el rumor de que Manuel Bartlett, podría ser postulado como candidato en 2012 por la izquierda invitado directamente por AMLO.
Dicha noticia ha desatado toda una serie de reclamos en las redes sociales de simpatizantes de López Obrador contra dicha decisión. A la mayoría de la gente de izquierda le molesta e indigna que quien ha sido acusado durante mucho tiempo de haber sido participe en el fraude electoral del 88 contra la izquierda, pueda ser candidato precisamente por la izquierda.
Y sí, sin duda hay razones legítimas para la molestia, pues MORENA debe ser en los hechos los que defiende ser en el papel, un espacio ciudadano donde se comience a gestar la transformación política, económica, social, y también, y no menos importante, ética del país. Y dicha transformación debe comenzar por abrir la participación directa a los ciudadanos que no cargan con un pasado cuestionable, a ciudadanos que han demostrado en la escuela, en el centro del trabajo o en su comunidad, el estar desinteresadamente a lado de la transformación que México necesita.
En ese nivel, la critica a Andrés Manuel me parece completamente compartible, sensata y obvia, además de bastante necesaria por sí misma para el propio movimiento, que debe ejercer la crítica hacia sus dirigentes, para además de todo dejar claro a los más viscerales críticos de MORENA y de la izquierda, que se trabaja por construir una corriente reflexiva, crítica, que debate y puede cuestionar las decisiones venidas incluso del mayor referente del movimiento como lo es AMLO.
Pero…
A pesar de acordar con los críticos de la posible candidatura de Bartlett en lo fundamental, sobre todo porque, como he dicho, creo que abajo, entre la gente, hay personas mucho más valiosas y con muchos más méritos que Bartlett o cualquier otro político para representar a la izquieda, y que esas mismas personas son las que deben de empezar a renovar la vida política, creo que hay que reflexionar sobre algunas aspectos de la crítica, que muchos han fundamentado de manera reduccionista a la militancia priísta de Bartlett per se.
La lectura oficial de la historia que los privilegiados le hacen ver a las mayorías siempre está llena de trampas, siempre. México hoy día está controlado y dominado por una élite financiera que impuso, aquí y en todo el mundo, el criminal y anti-humano librecambismo neoliberal, eso nunca debemos perderlo de vista.
Sin embargo, la lectura amañada que nos hacen ver de la realidad se maneja en función de partidos, y no de visiones o modelos económico-políticos.
Así, la élite monetarista nos hace ver las décadas anteriores al periodo neoliberal como la peor pesadilla, como un monstruoso infierno al cual de ninguna manera habría que volver, de ahí que a los 70 años del PRI los metan todos juntos en un mismo costal, incluido el sexenio nacionalista y popular de Cárdenas, por ejemplo, lo cual está perfectamente pensado para demonizar cualquier opción que ponga en entredicho el modelo actual.
El PRI nunca ha sido por su propia naturaleza, como por lo demás ningún partido electoral en México, un partido de cuadros que defienden homogéneamente un mismo programa o modelo, sin embargo, muy astuta y engañosamente, el régimen nos ha hecho identificar a todo el que haya militado en el “antiguo” PRI, con un “dinosaurio”, “antidemócrata”, “arcaico”, etc.
¿O acaso podemos pensar que es casualidad que el régimen intente demonizar a AMLO utilizando como argumento su pasado priísta o tratarlo de “anacrónico” porque plantea un modelo fuera del neoliberalismo, que sería, según el régimen, una “vuelta al pasado”?
Bartlett con todos sus innegables defectos es representante de un ala nacionalista histórica del PRI (ala nacionalista de la cual proviene el mismo AMLO o Cárdenas), que con todo los vicios reprochables que pudo haber tenido, defendía un modelo económico más popular y social, menos feroz y bestial, comparado con el que después vendría a imponer el ala neoliberal que se apoderó del PRI y que co-gobierna con el PAN actualmente a favor de una minoría.
Es a esa ala o corriente la que la oligarquía se ha encargado en demonizar, al mismo tiempo que cínicamente nos intenta vender a un “nuevo” PRI de “nueva generación” con Peña Nieto.
Y si bien no es deseable, ni el “viejo” ni el “nuevo” PRI, es cuando menos justo y necesario señalar y explicar el por qué de las coincidencias de Bartlett con los planteamientos de la izquierda contra la privatización del petróleo, su defensa a los trabajadores electricistas contra la desaparición de LyFC, y sus cuestionamientos en general a las privatizaciones neoliberales.
Sirva pues esta reflexión no para defender a Bartlett ni mucho menos a su probable candidatura, pero sí como un llamado a no caer en el discurso reduccionista y maniqueo del propio régimen.
Twitter: @alfredordz83
Alfredo Rodríguez - Opinión EMET
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