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¡Cómo te quedó el ojo, Calderón!: al banquillo de los acusados

 
¡Cómo te quedó el ojo, Calderón!: al banquillo  de los acusados
La Corte Penal, de La Haya, Holanda, dio entrada a la denuncia que suscribieron 23 mil mexicanos (más los que nos estamos sumando), para que envíen



Vivimos un drama en México desde hace cinco años, cuando Calderón, pasando por alto el Art. 29 constitucional, se apoyó sólo en la fracción VI, del Art. 89. Ambos son vasos comunicantes para poner en marcha la estrategia fallida de sacar de sus cuarteles a militares, marinos y policías que sobre la marcha de su guerra violan derechos humanos. Pocos han sido consignados, de cientos que cometen abusos sexuales o entran a los domicilios con engaños o a bayoneta calada, sin órdenes de cateo. Y esos funcionarios, como son todos los uniformados y sus jefes, actúan con toda la impunidad de un general, un almirante y un secretario de Seguridad (¡de seguridad!) Publica Federal: Galván, Saynes y García Luna, que con Calderón han sido los denunciados ante ese tribunal.
El Fiscal General de la Corte Internacional, Luis Moreno Ocampo (El País: 30/XI/11), aseguró que estudiará las denuncias por presuntos crímenes de lesa humanidad, recibidas contra Hugo Chávez (Venezuela) y Felipe Calderón. Éste ha sido acusado de crímenes de guerra y lesión a la Nación por los más de 50 mil homicidios “incluidas la de niños”.  Y en su ira por estar a punto de sentarse en el banquillo de los acusados, furibundo espetó que tales imputaciones son falsas y calumniosas. Pero lo cierto es que son veraces y en la acusación se documentan 430 casos que prueban el abuso del poder de Calderón y sus colaboradores.
Anda Calderón echando truenos y centellas (y debe hasta mentarnos la madre, pero con efecto de bumerang, que regresa con doble efecto a quien lo lanza), contra quienes lo denunciaron jurídicamente con fines democráticos y republicanos (y no como estrategia electoral, según Calderón). Se trata de que un tribunal imparcial valore y  juzgue los actos belicosos de un mal gobierno que no ha podido resolver el problema de la inseguridad, cuando desde hace siglos el principal deber y obligación de un gobernante es garantizar la seguridad social, la paz pública y el sometimiento de una rebelión como la de los narcotraficantes y demás delincuentes, al imperio de la ley. Pero no andar matando sin ton ni son y que Calderón mismo calificó como una guerra (luego reculó, pero ya es tarde) contra su propio pueblo. Dirá misa Calderón, pero ya está en capilla y lo van a juzgar para determinar si es responsable o no, de crímenes de guerra y lesa humanidad.
Álvaro Cepeda Neri - Opinión EMET