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Calderón reprobado, en cinco años nada que celebrar

 
Calderón reprobado, en cinco años nada que  celebrar



Tras cumplir cinco años de su administración, Felipe Calderón no tuvo nada que celebrar ante millones de mexicanos que han padecido su gestión. La mala suerte, la muerte, la impericia, los errores fatales han sido las características principales de su (des)gobierno que se ha desarrollado en medio de la peor crisis económica mundial, la pandemia por el virus de la influencia cuyas consecuencias fueron potenciadas por errores garrafales, la peor sequía de la historia reciente y, sobre todo, una ola de violencia provocada por su declaratoria de guerra contra los cárteles de la droga. Por eso, su promesa de que el sexto año “va a ser el del cierre y el fuerte”, puso a temblar a muchos a lo largo y ancho del territorio nacional por el devastador efecto que su fallida administración ha causado a la Nación.

Los resultados alcanzados, todos, son adversos: no sólo por las decenas de miles de muertos, desaparecidos y desplazados, y por las persistentes violaciones a derechos humanos, sino por los millones de mexicanos arrojados a la pobreza y la indigencia y la cancelación por varios años de oportunidades de desarrollo educativo y laboral para toda una joven generación.  En Ocampo, Durango, frente a los gobernadores César Duarte, de Chihuahua, Jorge Herrera, de Durango, Fernando Toranzo, de San Luis Potosí, y Miguel Alonso Reyes, de Zacatecas, Felipe Calderón fue incapaz de mencionar un solo acierto de su administración que beneficiara a la población mexicana. Al hacer un balance de su periodo como inquilino de Los Pinos sólo pudo admitir que “han sido años muy duros” y dejar entrever que la mala suerte lo ha acompañado.
En el acto “Estrategia de atención a las afectaciones por sequía”, una vez más, centró a su gestión en el tema de “la violencia y la ferocidad de los criminales”,  a los que, presumió, “en lugar de sacatearle” los enfrentó, “para no permitirles apoderarse de México”. Por eso, pidió un aplauso para cientos de militares, marinos, policías, federales y agentes del Ministerio Público que no sólo han arriesgado sino dado su vida por la seguridad de las familias. Por supuesto que no hizo mención a los más 50 mil muertos, a los más de 10 mil desaparecidos, a los 230 mil desplazados por la guerra la narcotráfico, a las decenas de miles de viudas y huérfanos, que ha dejado su administración. Tampoco se refirió a la corrupción e impunidad que han imperado a lo largo de estos cinco años, ni mucho menos al grado de subordinación que ha tenido su administración ante el gobierno de los Estados Unidos. Por eso no es extraño que ocho de cada 10 personas consideren que la inseguridad en el país ha empeorado y solamente 15 por ciento opine que hemos mejorado.
Calderón se dio tiempo de agradecer a sus opositores “porque me obligan a mantenerme atento, alerta y a no bajar la guardia” y a sus colaboradores, incluyendo a su esposa Margarita Zavala y sus hijos, con una mención especial a Juan Camilo Mouriño y José Francisco Blake Mora, ex secretarios de gobernación. Claro que no mencionó que las causas de sus “accidentes” no han quedado debidamente aclaradas y la participación del crimen organizado tampoco quedó suficientemente descartada. Tras entregar los  apoyos a personas afectadas por la sequía en Durango, advirtió que no se “arredrará y doblará” ante los problemas que enfrenta el país y agradeció a los mexicanos por confiar en él. Hizo referencia a una encuesta que leyó en un periódico (Reforma) este jueves  y que lo ubica con “un 64 por ciento de apoyo” a nivel nacional, en el mes de noviembre.
No obstante, la encuesta “México Evaluación de Gobierno. 5 Años de Gestión”, que realizó la empresa Consulta Mitofsky, indica que la aprobación de Calderón Hinojosa al terminar su quinto año de gobierno se ubica en 51 por ciento, lo que contrasta con el 60 por ciento o más que alcanzó en sus primeros tres años.  El inquilino de Los Pinos obtuvo la evaluación ciudadana más baja desde el 1 de diciembre de 2006 y la menor de las que alcanzaron sus antecesores en el quinto año de gobierno. La desaprobación de su administración del 46 por ciento, muestra el nivel de división de opiniones que hay en el país, ya que prácticamente durante todo 2011 la mitad de la ciudadanía lo aprueba y la otra mitad lo desaprueba.  No hay que pasar por alto que en el quinto año de gobierno de las cuatro presidencias recientes las evaluaciones han ido disminuyendo: Carlos Salinas logró 81 por ciento; Ernesto Zedillo 64 por ciento; Vicente Fox 59 por ciento; y ahora Calderón 51 por ciento.
Lilia Arellano - Opinión EMET