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Un portavoz dijo que todo el gabinete del primer ministro Essam Sharaf presentó su renuncia el domingo. La cadena Al Jazeera señaló que el Gobierno la había aceptado, pero poco después una fuente oficial negó este último informe.
El portavoz del gabinete, Mohamed Hegazy, dijo a Reuters que no estaba al tanto de que se hubiera tomado una decisión, mientras que una fuente militar señaló que el consejo estaba buscando alcanzar un acuerdo sobre un nuevo primer ministro antes de aceptar la renuncia del gabinete.
La renuncia del gabinete, que entró en funciones en marzo, es un nuevo golpe a la autoridad del consejo militar.
Al caer la noche, decenas de miles de personas colmaron la plaza Tahrir, el epicentro de la revuelta que terminó con el régimen de Hosni Mubarak en febrero, pese a los choques que pusieron en peligro las primeras elecciones parlamentarias libres en décadas.
Los manifestantes mostraron casquillos de bala en la plaza, donde la policía usó bastones y gases lacrimógenos para dispersar el sábado una protesta primero dominada por islamistas pero luego conducida por jóvenes activistas con ideas seculares.
La policía negó haber usado municiones reales.
Fuentes médicas de la principal morgue de El Cairo dijeron que desde el sábado recibieron 33 cuerpos, en su mayoría con heridas de bala. Una fuente de la morgue sostuvo que la cifra de fallecidos había subido a 46. Al menos 1.250 personas resultaron heridas, indicó una fuente del Ministerio de Salud.
"Vi a la policía golpeando a mujeres de la edad de mi madre. Quiero que termine el Gobierno militar", dijo Mohamed Gamal, de 21 años.
Los generales fueron considerados como defensores de la revuelta que derrocó a Mubarak, pero la hostilidad hacia su Gobierno comenzó a crecer desde entonces, sobre todo por los intentos de fijar nuevos principios constitucionales que mantendrían al Ejército de forma permanente más allá del control civil.
El Ejército conservará el Ejecutivo hasta los comicios presidenciales, que se celebrarían a fines del 2012 o principios del 2013.
La policía lanzó gases lacrimógenos y atacó un hospital de campaña improvisado, mientras los manifestantes rompían el pavimento para lanzarle trozos de cemento a las fuerzas de seguridad.
"No vayan allí, van a terminar siendo mártires como los otros", decían los manifestantes a las personas que salían de la estación de tren subterráneo en la plaza Tahrir.
DUDAS SOBRE ELECCION
La violencia puso en duda las elecciones parlamentarias, una votación escalonada que comienza el 28 de noviembre. El Ejército insiste en que la violencia no demorará el proceso, aunque el malestar podría minar su legitimidad.
Estados Unidos pidió calma a las partes e instó a Egipto a seguir adelante con las elecciones pese a la violencia.
En una aparente concesión a los manifestantes, el consejo militar promulgó una ley para prohibir que "aquellos que trabajan para corromper la vida política y dañar los intereses de la nación" ejerzan cargos.
Es improbable que el anuncio satisfaga a los partidos políticos y activistas que exigieron una restricción total contra ex miembros del difunto partido de Mubarak, el Partido Nacional Democrático.
"Esta es una medida insignificante del consejo militar. De hecho, esta es una cachetada en la cara para los manifestantes y aquellos que murieron para pedir libertad y respeto", dijo el activista Mohamed Fahmy.
Algunos en Egipto creen que el frágil estado de la seguridad es parte de una táctica del Ejército para quedarse en el poder, algo que los militares niegan.
Los choques sectarios, un éxodo de turistas y conflictos laborales desde la caída de Mubarak han estrangulado la economía.
La inestabilidad podría acelerar la caída hacia una crisis monetaria, forzando una fuerte depreciación de la libra egipcia en los próximos meses y la potencial imposición de controles de capitales, dijeron analistas.
"Ya antes del avance de los eventos recientes estábamos muy preocupados por el balance de pagos y el agotamiento de las reservas", señaló Farouk Soussa, economista de Oriente Medio en Citigroup.
"La violencia y el ruido político van a erosionar la confianza que queda en la economía egipcia y podrían derivar (...) en una aceleración de las salidas de capital", agregó.
Revista EMET - Reuters
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