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Según puntualizó el fiscal general adjunto de la división criminal del Departamento de Justicia, Lanny Breuer, esas cifras se remiten a "sólo las (armas) recuperadas, no a todas las que están" circulando probablemente en el país vecino.
"Tenemos que hacer algo para impedir que los criminales accedan a esas armas", sostuvo Breuer al testificar durante una audiencia del Comité de Justicia del Senado estadounidense centrada en el "Combate al crimen organizado internacional".
Ante una pregunta de la senadora demócrata Dianne Feinstein sobre cuál sería la "herramienta número uno" para contrarrestar esta situación, Breuer replicó que "información" sobre el origen y destino de las armas vendidas.
Pero lamentó que -por la oposición de fuertes lobbies armamentísticos en el país- la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas (ATF) "ni siquiere puede recibir informes sobre ventas múltiples de armas largas o cualquier tipo de armas semiautomáticas".
Todo ello en un contexto en que "muy pocos cazadores o deportistas en Estados Unidos, gente que cumple con la ley, necesitan de verdad tener armas semiautomáticas o largas", añadió en referencia indirecta a los principales compradores de este tipo de armamento.
"Si hoy en día voy a un vendedor de armas y quiero comprar 50 o 60 armas semiautomáticas, no hay nada que requiera que ello sea notificado de ninguna manera a la ATF", dijo Breuer.
"Pero sin ese tipo de notificación, perdemos el rastro de esas armas, y esto es sólo un ejemplo del tipo de instrumentos que nos ayudará a luchar contra esto", agregó.
Por ello, indicó, la principal herramienta que necesita la ATF es "que se le dé la capacidad de saber cuándo se compran este tipo de armas" y, en ese contexto, darle autoridad para "confiscar las armas e inventarios de los vendedores de armas que vendan conscientemente armas a los criminales".
"Está claro que necesitamos más herramientas para capturar a aquellos que están comprando legalmente las armas y luego las transportan a México, no podemos permitir a sabiendas o sin saberlo que las armas vayan (a México), necesitamos detener el flujo", insistió Breuer.
No parece probable por el momento sin embargo que la ATF vaya a conseguir apoyos para aumentar su capacidad de rastreo.
Este organismo está duramente cuestionado desde que a comienzos de año se destapara la operación "Fast and Furious" (Rápido y Furioso), por la que en 2009 permitió que traficantes ingresaran de forma ilegal unas 2 mil armas de alto calibre a México con el objetivo de tratar de localizarlas en escenas de crímenes y, así, rastrear a los cárteles tras éstos, aunque finalmente se perdió el rastro del armamento.
El hecho de que se hallaran algunas de estas armas en el lugar donde fue asesinado un agente fronterizo estadounidense el pasado diciembre, desató el escándalo y provocó una investigación en el Congreso, además de cambios en la cúpula de la ATF, mientras una investigación dirigida por senadores y congresistas republicanos trata de averiguar si hubo responsabilidades a más nivel en el gobierno de Barack Obama.
El mes pasado se conoció además que, antes de "Fast and Furious", la ATF realizó otra operación, "Wide Receiver", entre 2006 y 2007 que también perdió la pista del armamento que fue usado en algunos casos por los cárteles para cometer asesinatos, según se comprobó después .
Con información de El Universal
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