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La mandataria, quien es una ferviente defensora de la intervención del Estado, puso en práctica estas drásticas medidas enseguida de haber ganado la reelección con el 54 por ciento de los votos en las pasadas elecciones del 23 de octubre.
Con este aval popular, Fernández de Kirchner no dudó en reforzar los controles a la compra de dólares para evitar fugas en un país históricamente acostumbrado a refugiarse en la divisa ante posibles crisis o como simple mecanismo de ahorro.
De acuerdo con consultoras privadas, la fuga de capitales asciende a mil 700 millones de dólares mensuales, lo que se considera un nivel alto en cualquier mercado cambiario.
Aunque el endurecimiento de los controles desató una polémica, el ministro de Economía, Amado Boudou, aclaró que quienes tengan las cuentas en orden pueden estar tranquilos, a diferencia de los que pretendan hacer maniobras "en negro", es decir, ilegales.
"Venimos trabajando en una serie de cuestiones que tienen que ver con el combate al lavado de dinero, a la economía informal, y para impulsar la equidad, porque no puede ser que los controles se impongan sólo a pequeños compradores", explicó.
Desde la semana pasada y durante un tiempo indeterminado, los argentinos sólo pueden comprar dólares directamente en las ventanillas de los bancos o casas de cambio, ya que están suspendidas las operaciones por banca electrónica o cajeros.
Hasta ahora, para adquirir la divisa bastaba con presentar el Documento Nacional de Identidad, pero con las nuevas medidas los compradores también tendrán que dar a conocer sus datos tributarios para comprobar ingresos y situación fiscal.
El proceso es más tardado, ya que el vendedor, en este caso el banco o la casa de cambio, tendrá que informar a las autoridades tributarias y esperar la autorización sobre la operación, la cual podría ser rechazada.
Cuando todavía no amainaba el debate sobre el mercado cambiario, el mismo Boudou y el ministro de Planificación, Julio de Vido, anunciaron la eliminación de subsidios por 142 millones de dólares.
Aunque enseguida se desataron los rumores de un alza generalizada en las tarifas de servicios públicos, los funcionarios aclararon que los subsidios se terminaron para las grandes empresas, no para la población en general.
La decisión fue sorpresiva, ya que el gobierno kirchnerista defendió la política de subsidios durante los últimos ocho años y se negó a recortar el gasto público, tal y como exigen los organismos internacionales de crédito.
Sin embargo, fuentes oficiales ya reconocieron que el ajuste del gasto se irá realizando de manera paulatina para controlar las cuentas en medio de los vaivenes de la crisis financiera internacional.
Revista EMET - NTM
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