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Eliseo Peña Vera, alias El Ponchiloco y Felipe Castillo Olivera, alias El Piolín, fueron capturados en una casa de seguridad de la Región 92, cuando entregaban un fusil AK-47 “cuerno de chivo” a un taxista que trabajaba para ellos.
Los dos están confesos de la ejecución del empresario Alejandro Miravete Ruiz, levantado el pasado 4 de agosto, cuando manejaba su Jetta gris, al declarar proporcionaron a la policía el lugar donde dejaron su cadáver, encontrado ayer convertido en osamenta.
Al declarar ante el agente del Ministerio Público, también confesaron haber ejecutado y decapitado hace dos semanas a Jovita Morales Sarmiento, a quien tiraron cerca de la autopista a Mérida y a Eusebio Bárcenas Gómez, en un sitio cercano.
Al declarar aceptaron el secuestro y ejecución de Enrique Cortez López, cuyo cadáver abandonaron en la colonia Tres Reyes.
Otra muerte fue Valentín Ruiz Chan, a quien tras levantar, estrangularon con un cable de acero, en una casa de seguridad del fraccionamiento Andalucía y tiraron el cuerpo por la carretera a Punta Sam.
El Ponchiloco confesó la ejecución de la contadora Concepción Guillén Alfonso, de 24 años de edad, secuestrada para robar su auto Jetta. Para confundir a la policía difundieron la versión de que estaba involucrada en el narcotráfico local.
El criminal dijo que él y otro cómplice, apodado El Tamaulipas, abusaron sexualmente de la joven y la asesinaron cerca de la autopista a Mérida.
Otros miembros de la banda, Miguel Ángel Sánchez Araujo, alias El Tangas, Beatriz Donajhí Curbelo Otero, La Dona y Adeymi de Jesús Solís Martínez, también miembros de Los Pelones, confirmaron que también participaron en los levantones.
El Ponchiloco confesó asimismo la ejecución del policía municipal Pedro Segovia Hernández, muerto por haberse quedado con el dinero de la nómina de sobornos para policías al servicio de "Los Pelones", a principios de septiembre.
Otras dos ejecuciones confesadas por los detenidos fueron de los primos José Aurelio Itzá Ayala y Luis Enrique Kiau Ayala, cuyos restos aparecieron reducidos a osamentas el pasado 14 de octubre, en un área verde cercana al libramiento del aeropuerto.
Con información de Milenio
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